sábado, 28 de marzo de 2009

Fiebre de comienzo...

Cuando cada parte de mi naufraga bajo el efecto poco amistoso de la fiebre, es cuando los demonios subyacentes corren desesperadamente para demostrarme que siempre estarán allí junto a mi en los mas débiles momentos…
Cada dolor incesante de mi cuerpo me recuerda que debo permanecer aquí, pero me muestra cuan cortometraje todo aquello que podría y no puedo hacer por aferrarme a la esperanza de mi propio bienestar…
Recuerdos de una noche anterior cuando dos miradas encontraron las respuestas de lo que solo querían ignorar. Simples recuerdos de tu mirada penetrando la mía pero manteniendo su propio lenguaje tras cada pestañeo…
Incógnitas que nadaron por mi cabeza una vez arribado el calor. Incógnitas que translucen una inseguridad latente y tras cada mejoría se traduce en simples escudos de personalidad.
Sencillas dudas sobre un tiempo, poco o mucho, que condiciona cada sentimiento envolviéndolo para “descarte”.
Y de esta manera, solo ponemos nuestra energía en cosas que no son favorables para la “etapa” que transitamos.
Con temores a sufrir y pánico a ser comparados. Solo sabemos que somos únicos en nuestra combinación y ya más nada interesa que naufragar juntos en el mar de fiebre que nos rodea cuando ya no esperamos nada del pasado, sino que incursionamos de la mano por un incierto comienzo…

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