
Fue ayer justamente cuando me convencí de algo que usurpaba sin permiso mi mente desde hace tiempo y se traduce en la simple idea de que mis noches, tan intensas por cierto, sirven principalmente para rememorar experiencias dándole un toque final a cada etapa con sus consiguientes aprendizajes, tanto buenos como experiencias que prontas están de hacerme crecer y lejos ya de volver a repetir. Simples moralejas de vida…
Sin embargo muchas madrugadas me afirmaron que cuando una puerta se cierra otra se abre y está en nosotros permitirnos descubrir que hay detrás...
Noches de llantos que solo buscan explicación a actitudes incomprensibles se contraponen como ambas caras de una misma moneda a todas aquellas en las que mi vida encuentra su cauce en una charla casual…
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